Claves históricas para leer a Maquiavelo

Diana Pipkin *

Como otros personajes de la Historia, la vida y la obra de Maquiavelo están inscriptos en su tiempo. Esto significa que a la estructura de pensamiento de Maquiavelo le corresponde una estructura histórica que le sirve de sustento y le otorga sentido. Por lo tanto, deberemos adentrarnos en el tejido de la historia y en el de su teoría para enlazarlos significativamente. Sólo así puede comprenderse realmente el pensamiento de Maquiavelo.
¿Cuál es la época de Maquiavelo?
Todo aquel que tenga alguna idea sobre la existencia de Maquiavelo, responderá que es un exponente del Renacimiento italiano. Efectivamente, los años en que vivió, 1469-1527, y el lugar en que nació y permaneció la mayor parte de su vida, Florencia, coinciden con el período que los historiadores llaman “Renacimiento” y
con el lugar donde este movimiento cultural alcanzó su mayor esplendor.
Pero, ¿qué es el Renacimiento? ¿Cuándo comenzó y cuándo terminó? ¿Qué relación tiene el Renacimiento con la cultura de la Edad Media y con la de la modernidad?
Hasta hace unas décadas, el Renacimiento significaba “... la aparición del individualismo, el despertar del impulso hacia la belleza, el triunfo de la mundanidad y de la joie de vivre, la conquista de la realidad terrenal por la acción de la mente, la restauración del deleite pagano de vivir, el desarrollo consciente de la personalidad en su relación natural con el mundo...” (Huizinga, 1969: p. 215).
Los contemporáneos del Renacimiento coincidían con esta imagen. Los italianos que vivieron hacia el 1500 veían a su tiempo y a su patria como un gran estímulo para una nueva vida después de una época de degradación y decadencia.
Maquiavelo, en su obra Del arte de la guerra (1520), exhorta a la juventud a no desesperar “... porque esta Provincia parece absolutamente consagrada, de la posibilidad de resucitar nuevamente las cosas muertas, como puede verse por la perfección que están adquiriendo la poesía, la pintura y la literatura...”.
El carácter histórico del término “Renacimiento” tuvo su origen en la obra de Georgio Vasari (1511-1574), el biógrafo de los pintores. Para Vasari, el arte había alcanzado su culminación en la antigüedad griega y romana. Luego de un prolongado período de decadencia iniciado en tiempos del emperador Constantino, se
produjo un renacimiento cultural a fines del siglo XIII, manifestado en las pinturas de Cimabue y Giotto.
Sin embargo, actualmente el Renacimiento ya no es considerado tan sólo como un período en el que irrumpen las raíces de la cultura greco-latina. El avance de las artes, el saber y la literatura que observamos en la época de mayor esplendor del Renacimiento -que comprende fundamentalmente los siglos XV y XVI-, no es más que la manifestación de cambios muy profundos que venían produciéndose desde el siglo XI, en todos los órdenes de la vida social. Así lo entiende el ensayista e historiador cultural Emile Gebhart: “El Renacimiento italiano no fue solamente una renovación de la literatura y de las artes, consecuencia del retorno de los espíritus cultivados a la literatura clásica y de la mejor educación de los artistas que redescubrieron el
sentido de la belleza en la escuela griega. En el Renacimiento se expresa todo el complejo de la civilización italiana, y fue la expresión adecuada del genio y de la vida moral de Italia. (...) En realidad, el Renacimiento italiano empieza antes de Petrarca, pues la renovación de las artes se advierte ya en la obras de los escultores pisanos y de Giotto, así como en la arquitectura de lo siglos XII y XIII. Los orígenes del Renacimiento son, por lo tanto, bastante remotos y preceden con mucho a la cultura erudita difundida por la literatura del siglo XV” (en Huizinga, 1969: p. 231).
Comprender el Renacimiento desde esta perspectiva nos lleva a analizar el pensamiento de Maquiavelo como el producto de un proceso de más larga duración que los años en que transcurrió su vida. Un proceso que se inició en el siglo XI y que se extendió hasta el siglo XVIII.

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