Recien se acaba de publicar “Snapchat en política”,
el primer trabajo elaborado por el Observatorio de la Comunicación Social con el
propósito de generar una perspectiva nueva sobre los retos que enfrenta la comunicación
ante un ciudadano más comprometido e interconectado.
La idea de trasfondo de esta iniciativa es entender nuestro entorno, los cambios y las tendencias que están conformado la comunicación actual en la sociedad, para comprender mejor los roles y las relaciones entre las personas, las empresas y las instituciones públicas. En este marco, las Redes Sociales juegan, sin duda, un papel central en la manera de entrar en contacto con el mundo, en lo cual de una manera muy significativa emerge con predominancia Snapchat con 8 mil millones de visitas diarias.
Snapchat es la red social que está transformado los
modelos de comunicación social y política, así como sus dinámicas y
estrategias, más allá de lo que anteriormente había sucedido con el uso de
Facebook o Twitter, por mencionar algunas de las plataformas digitales más
populares que hoy ya se han visto superadas por el fenómeno causado por el
icono del fantasmita, principalmente entre los adolescentes entre
quienes posee una gran popularidad. Se trata de la red con la mayor tendencia
de crecimiento en el mundo, donde hoy en día se comparten 10 mil millones de videos
por día, según cifras del informe Bloomberg 2016.
El modo en que los usuarios de Snapchat se
comunican entre entre sí —principalmente muchachos de 12 a 15 años— tiene un
aspecto muy singular que la clase política debe aprender para establecer
vínculos significativos con este público, el cual desde luego no tiene la edad
para votar, pero definitivamente por otra parte es un público al que nadie
llega y el cual representa una enorme reserva de ciudadanía que ha sido
descuidada por la clase política. Esto es lo más importante para los partidos y
sus candidatos, que tienen que ver su uso presente por su potencial a futuro.
Pero si se quiere tener visibilidad, estar presente
y ser conocido por este segmento de público hay que entender cómo crear y
difundir contenidos en esa plataforma. Lo principal que se debe tomar en cuenta
es que se trata de un público diferente, tanto como lo es también la manera en
que se visualizan los contenidos en esa red, a veces incomprensible para los
adultos. Por ejemplo, el aspecto del video ha cambiado de lo horizontal a lo
vertical y a la fecha se ve 9 veces más uno con la narrativa visual del
teléfono en posición normal que con la forma acostumbrada de la televisión
apaisada.
En nuestros días ya hay candidatos como Hillary
Clinton que usan Snapchat en su campaña por la nominación presidencial, así
como La Casa Blanca también está creando contenido con un esquema muy
interesante de aprovechamiento de las cualidades específicas de esa red.
Hay que entender que Snapchat es otra vía para
comunicarse y dirigirse a un público mucho más joven y distinto a las
audiencias habituales. Hoy el reto de la comunicación digital es lograr
conectar emotivamente a través de la palma de la mano, mediante los
dispositivos móviles.
Y Snapchat es un lenguaje que abre un gran espectro
de experiencias emocionales muy significativas. Snapchat es el medio. Ahora
todo consiste en saber comunicar en ese ecosistema informativo desde el ámbito
político o institucional, de lo contrario esas audiencias nunca serán atraídas
por los mensajes políticos tradicionales.
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